Las apendicitis en preescolares (2-5 años) han sido ampliamente estudiadas, y presentan las siguientes características: a) síntomas larvados y atípicos (la diarrea puede estar presente en el 33-50% de los casos en este grupo de edad); b) diagnóstico tardío; c) formas evolucionadas (gangrenosas/perforadas/plastrones); d) bacterias atípicas, y e) mayor tasa de complicaciones en el postoperatorio1,2.
Pero existen escasas series y con escaso número de pacientes en el grupo etario más extremo: los lactantes (<24 meses)3–6. Queremos dar a conocer las peculiaridades de las apendicitis en este grupo.
Se ha realizado un estudio retrospectivo, con revisión de los casos de apendicitis en los lactantes, de entre uno y 24 meses, intervenidos en un servicio de cirugía pediátrica en un periodo de 25 años (febrero 1990-febrero 2015). Para ello, se revisaron los registros de historias clínicas, acotándolos por edad y por diagnóstico. No se incluyen en el análisis los afectados en el periodo neonatal, dado que tienen una etiología y fisiopatología distintas. Se describen las siguientes variables: forma de presentación, exploración física, pruebas complementarias, duración de los síntomas, hallazgos, bacteriología, y complicaciones a corto y largo.
Se intervinieron 13 lactantes, con una edad media de 20,2 meses (rango: 16-23). La duración de la clínica previa a la intervención fue de 3,8 días (rango: 1-7 días). Los síntomas principales fueron: dolor abdominal (100%), fiebre (92%), diarrea (76,9%), vómitos (69,2%). A la exploración presentaban dolor abdominal inespecífico (23%), signos peritoníticos (30,8%), distensión abdominal (30,8%) y onfalitis (15,4%) (fig. 1). En la analítica se encontró leucocitosis moderada (media: 15.598; mediana: 14.092; rango: 9.180-29.640). La ecografía fue diagnóstica, consiguiendo apreciar apéndice o plastrón solo en el 23% de los casos. En el resto, los hallazgos eran inespecíficos (líquido libre escaso/moderado, hipoperistaltismo o ausencia de hallazgos). En un caso se realizó TAC, en el cual se diagnosticó plastrón inflamatorio. La técnica quirúrgica fue la laparotomía clásica de McBurney en todos los casos. Se encontraron 2 apéndices gangrenosos (30,8%), 8 perforados (61,4%) y 3 plastrones (23,1%). Las bacterias más frecuentes fueron: E. coli (84,6%), P. aeruginosa (46,1%), E. fecalis (46,1%), Eikenella corrodens (30,7%) y anaerobios (Streptococcus millerii, Bacteroides fragilis). En la mayoría de los casos (61,4%), hubo más de una bacteria en el cultivo del líquido ascítico. La hospitalización media fue de 9 días (rango: 6-13). El tratamiento antibiótico, durante el periodo de 25 años fue muy: variable (ampicilina + gentamicina + cefotaxima; amoxiclavulánico + gentamicina + clindamicina; ampicilina + cefotaxima; metronidazol + gentamicina; piperacilina-tazobactam, meropenem, etc.). Inicialmente, el protocolo antibiótico incluía el tratamiento de las apendicitis complicadas con ampicilina + gentamicina + cefotaxima. Posteriormente, en los casos más recientes, se prescribe monoterapia con piperacilina-tazobactam. Las complicaciones en el postoperatorio fueron infecciosas: 2 (15%) abscesos intraabdominales (uno de los cuales requirió re-laparotomía) y 3 de pared (23%). Tras una mediana de seguimiento de 13 años, no hubo complicaciones salvo una obstrucción por bridas que requirió laparotomía.
En la semiología del lactante con apendicitis, destacan, además de signos clásicos (larvados o inespecíficos), la diarrea y la distensión abdominal. En casos sospechosos de infección intra-abdominal en lactantes, la onfalitis (sobre todo, si hay hernia umbilical, por contigüidad) puede ser un testigo de peritonitis6. También podría desarrollarse hidrocele o piocele reactivo. El diagnóstico es tardío, dificultado por la semiología a menudo inespecífica, leucocitosis moderadas y pocos hallazgos en la ecografía3–6. El TAC podría ser útil en los casos dudosos. Es por ello, que 5 de los pacientes de nuestra serie fueron ingresados con otros diagnósticos iniciales. La mayoría presentará apendicitis evolucionadas (gangrenosas, perforadas, plastrones)1–6. Debido a la dificultad en diagnosticar pacientes de menos de 2 años, la probabilidad de perforación intestinal al diagnóstico oscila entre el 30-65% de los casos5. La pauta antibiótica debería cubrir, como es habitual, gramnegativos, (valorando la presencia frecuente de P. aeruginosa [43%]) y anaerobios. Es preciso señalar que la tasa de complicaciones precoces es alta: un 38% de los casos (5/13) presentó en nuestra serie abscesos intraabdominales o de pared. Los abscesos intraabdominales pueden recibir tratamiento inicialmente conservador, con antibiótico de amplio espectro (habitualmente, imipenem), con resolución del cuadro, sin necesidad de drenaje percutáneo o de nueva relaparotomía, que solo fue precisa en un caso de nuestra serie. La apendicitis en edad tan temprana no está asociada con el desarrollo en un futuro de otras enfermedades digestivas o extradigestivas a largo plazo, ni con una mayor tasa de complicaciones en el desarrollo4–6.