Queríamos agradecer los comentarios realizados en la carta el editor «Determinantes sociales del maltrato prenatal»1, referente a nuestro artículo2, y aportar los datos disponibles.
Como se menciona, los determinantes sociales de la salud pueden repercutir en una mala salud y ser fuente de desigualdades. Algunas de las limitaciones para su estudio son la ausencia de información en los registros, la falta de unanimidad de criterio en las variables registradas, la utilización de indicadores no diseñados específicamente para esa finalidad, o la dificultad en obtener la información necesaria de un indicador para categorizarlo tal como aparece en estudios poblacionales y poder comparar los resultados3.
Todo ello dificultó el análisis de los determinantes sociales de la salud en los casos de maltrato prenatal, por lo que no se incluyó en la publicación. Se recogió información del nivel de estudios de las madres (solo registrado en 22 casos), tipo de vivienda (150 casos) e ingresos mensuales (de la pareja o la madre si no convivían juntos; 22 casos). El 45,5% presentaba un nivel de estudios máximo correspondiente a secundaria (la mitad no los habían finalizado), el 18,2% a formación profesional-grado medio, el 18,2% a bachillerato, el 9% a primaria, un caso (4,5%) a estudios superiores y otro no tenía estudios. Referente a la vivienda, casi la mitad (48,7%) vivía en casa de alguien (familiar o amigo) sin pagar nada a cambio, el 27,3% alquilaba un piso y el 9,3% una habitación, el 4,7% eran propietarios, el 6% ocupaba una vivienda deshabitada, el 2,7% vivía en la calle y el 1,3% en una barraca; 8 casos no podían hacer frente a los gastos. En referencia a los ingresos mensuales, en 16 eran menores a 500, en 3 entre 500-1.000 y en 3 mayores a 1.000; en 15 de los 22 casos sus ingresos provenían de un subsidio. Al comparar los resultados según el consumo materno de tóxicos, no se encontraron diferencias significativas (estudios p=0,878; vivienda p=0,525; ingresos p=0,567).
Con los datos disponibles se puede observar las dificultades socioeconómicas del conjunto del grupo, que pueden haber influenciado en los resultados obtenidos comparados con el resto de la población, y a su vez el efecto aditivo del consumo de tóxicos en las variables perinatales (prematuridad y peso), con diferencias significativas entre consumidoras y no consumidoras. A nivel poblacional de Catalunya no hemos encontrado datos perinatales en función de factores socioeconómicos. En Cataluña 2014 la población femenina de 15-44 años de clase social baja era del 22% mientras que la clase media era un 54,6%4; nuestro grupo parece más desfavorecido. Resaltar las cifras de una de las citas5 de la carta al editor con datos del proyecto estatal INMA (infancia y medio ambiente), que sobre 2.466 nacimientos detectó una tasa de prematuridad del 4,3% y del 6,3% en madres con nivel de estudios medio y bajo, respectivamente. En nuestro grupo la prematuridad global fue del 26,3%.
Hace falta incorporar variables socioeconómicas en los estudios biosanitarios que permitan estudiar el efecto en la salud de los determinantes sociales y poder así plantear mejoras a nivel poblacional.