Analizar la actitud de los pediatras de urgencias frente a la deshidratación aguda, valorar sus conocimientos teóricos sobre rehidratación oral, conocer las situaciones en que creen indicada la rehidratación oral y su uso en la práctica habitual, y averiguar los inconvenientes para la utilización de dichas soluciones en urgencias.
Material y métodoElaboración de una encuesta, adaptada a partir de diversos trabajos similares, que evalúa aspectos teóricos y prácticos sobre la rehidratación, con distribución a 23 centros en España.
ResultadosSe incluyeron 290 encuestas. El 59,3% de los encuestados utilizan muchas veces la rehidratación oral en la deshidratación aguda y el 10,3% no la utilizan nunca. El 100% la emplean en la deshidratación leve (79,3% si se asocia a vómitos), el 70,3% en la deshidratación moderada con vómitos y el 22,8% si además existe diarrea moderada. Los principales inconvenientes para la rehidratación oral son la presión asistencial (34,2%), la falta de espacio (16,6%) y la desconfianza de la familia (16,2%). El 64,1% utilizan la rehidratación oral a cualquier edad, pero el 17,2% sólo la utilizan en mayores de 3 meses. El 3,8% consideran los vómitos una contraindicación, el 26,9% consideran el uso de antieméticos y el 73,8% de la sonda nasogástrica para mejorar la tolerancia en caso de vómitos.
ConclusionesLa rehidratación oral está ampliamente aceptada, pero parece aconsejable mejorar en el conocimiento de sus indicaciones y técnicas de aplicación. Los vómitos y/o una deshidratación moderada son los principales aspectos clínicos que inducen a renunciar a su utilización; en el caso de la infraestructura en urgencias el principal inconveniente es la falta de tiempo y la presión asistencial. La sonda nasogástrica se valora como opción para evitar la perfusión intravenosa. Es necesario elaborar y aplicar pautas de utilización que permitan disminuir obstáculos como la falta de tiempo o la desconfianza de la familia.
To analyze the approach of emergency pediatricians to acute dehydration and their theoretical knowledge of oral rehydration, to identify the situations in which they believe oral rehydration to be indicated and its use in daily practice, as well as to determine the disadvantages of oral solutions in emergencies.
Material and methodWe designed a survey, adapted from several similar studies, to evaluate theoretical and practical features of rehydration. The survey was applied in 23 emergency facilities in Spain.
ResultsTwo-hundred ninety questionnaires were included. A total of 59.3% of the emergency pediatricians surveyed frequently used oral rehydration in acute dehydration and 10.3% never used it. All (100%) used it in mild dehydration (79.3% if it was associated with vomiting), 70.3% used it in moderate dehydration with vomiting and 22.8% used it if it was associated with moderate diarrhea. The main disadvantages of oral rehydration were the number of visits (34.2%), lack of space (16.6%) and family distrust (16.2%). Oral rehydration was used by 64.1% of emergency pediatricians in children of all age groups and by 17.44% only in children older than 3 months. A few (3.8%) believed vomiting to be a contraindication; 26.9% sometimes used an antiemetic drug and 73.8% used a nasogastric tube to improve tolerance in the case of vomiting.
ConclusionsOral rehydration is widely accepted, but knowledge of its indications and techniques for application could be improved. Its main contraindications are vomiting and/or moderate dehydration; in the case of the emergency infrastructure, its main disadvantage is lack of time and workload. A nasogastric tube is a useful option to avoid an intravenous line. Guidelines for the use of oral rehydration that would reduce obstacles such as lack of time and family distrust should be developed.