El consumo crónico de cannabis puede inducir emesis, lo cual es poco conocido en la actualidad, tanto por consumidores como por personal sanitario1.
El síndrome de hiperemesis cannabinoide (SHC), descrito por primera vez en el 2004 por Allen et al. entre los consumidores crónicos de esta sustancia, se caracteriza por episodios recurrentes de náuseas, vómitos y dolor abdominal que ceden con baños de agua caliente, desapareciendo toda la sintomatología al cesar el consumo, reapareciendo la clínica si este se reanuda2.
El SHC cursa en 3fases bien diferenciadas: una fase prodrómica que puede durar meses o años, caracterizada por episodios de náuseas matutinas y dolor abdominal. En este periodo, los pacientes pueden aumentar el consumo, con la intención de aliviar la sintomatología. Le sigue la fase de hiperemesis, que aparece de forma cíclica y dura entre 24 y 48 h; en este periodo aparece la conducta compulsiva de realizar varios y prolongados baños o duchas de agua caliente, y una tercera fase de recuperación con resolución de la clínica regresando a la frecuencia habitual de baño si cede el consumo2. La causa exacta del SHC permanece sin elucidarse con claridad.
En el diagnóstico diferencial del SHC se deben incluir entidades como el síndrome de vómitos cíclicos, migraña abdominal, hiperemesis gravídica, alteraciones del sistema gastrointestinal y pancreatobiliar, enfermedades del sistema nervioso central especialmente tumores intracraneales, y causas endocrinometabólicas, entre otras1.
El tratamiento en la fase de hiperemesis consiste en medidas de sostén del desorden hidroelectrolítico, siendo los antieméticos habituales poco eficaces. Recientemente, se han utilizado el haloperidol por vía intravenosa u oral y la capsaicina tópica, con buenos resultados3.
El tratamiento definitivo del SHC consiste en el cese completo de consumo, siendo por ello muy importante, como elemento motivador, que el paciente acepte la relación entre el cannabis y los vómitos4.
Adolescente mujer de 14 años de edad, que consulta al servicio de urgencias por presentar en las últimas 24 h vómitos incoercibles cada 30 min, acompañados de dolor abdominal cólico. Niega alteración del hábito deposicional o fiebre. Desde hace unos meses refiere dolor abdominal epigástrico, de predominio matutino, con pérdida de peso de unos 4kg desde el inicio de la sintomatología.
Entre sus antecedentes destaca inicio del consumo de cannabis de forma esporádica a los 12 años, con un consumo regular en el último año. Niega consumo de otras sustancias o fármacos.
La exploración física no muestra alteraciones. Dada la persistencia de vómitos que no ceden con antieméticos habituales, se inicia sueroterapia por vía intravenosa y se decide ingreso. Se efectúan diversas exploraciones complementarias: análisis de sangre, prueba de embarazo, catecolaminas en orina, ecografía abdominal, endoscopia digestiva alta, tomografía computarizada abdominal y craneal, todas ellas con resultado normal. La detección de tóxicos en orina muestra positividad para cannabis.
Reinterrogada, refiere que la clínica se inicia a las pocas horas del consumo compartido de 10 cigarrillos de cannabis.
Ante la sospecha de SHC se le ofrece la posibilidad de tomar una ducha con agua caliente, con lo que cede la clínica, llegando a permanecer varias horas en el baño.
Es dada de alta aconsejándose el cese de consumo de cannabis. Unos días más tarde consulta de nuevo en urgencias con clínica similar tras haber reiniciado consumo. Solo al aceptar que su clínica se debe al cannabis cesa de forma definitiva el consumo, sin reaparición de la sintomatología.
El cannabis es la sustancia ilegal más consumida en Europa5. En la edad pediátrica o la adolescencia, los datos reportados de SHC en la literatura son casos aislados6. Podría tratarse de una entidad infradiagnosticada por su desconocimiento, siendo en ocasiones los propios pacientes los que se autodiagnostican al leer en Internet artículos divulgativos sobre el proceso4.
El conocimiento de esta entidad ayudaría a reducir el uso de técnicas diagnósticas, costosas, invasivas e innecesarias en aquellos pacientes con elevada sospecha de SHC tras una buena historia clínica y un examen físico. El SHC debería considerarse en todo aquel paciente joven consumidor crónico de cannabis que presenta episodios recurrentes de náuseas, vómitos y dolor abdominal, y que precisa baños de agua de caliente de forma compulsiva para el alivio de su sintomatología1. Numerosas publicaciones en relación con esta entidad establecen unas bases para su reconocimiento y diagnóstico7.
El incremento en el consumo de esta sustancia a edades cada vez más precoces podría provocar un aumento del número de casos de esta entidad, en edad pediátrica y adolescencia, siendo necesario un mayor conocimiento por parte de las entidades sanitarias para poder diagnosticarlo de forma oportuna.