Las enfermedades infecciosas infantiles han sufrido, en los países desarrollados, un cambio espectacular en cuanto a su incidencia y morbimortalidad debido no sólo a una mejora sustancial en las condiciones higiénicas y sociales, sino también al hecho de disponer de un mayor número de vacunas cada día más seguras y eficaces. Esto explica que las enfermedades infecciosas clásicamente conocidas como propias de la infancia hayan sido erradicadas o hayan disminuido hasta cifras realmente poco significativas en aquellos países donde los calendarios vacunales se aplican de forma sistemática a toda la población infantil.
Sin embargo, la varicela constituye hasta ahora una excepción ya que sigue siendo, por sus características epidemiológicas, una enfermedad extraordinariamente frecuente.
En España se producen anualmente 400.000 casos de varicela, de los cuales el 90 % se observan en niños menores de 13 años. El 80-90 % de estos casos corresponden a varicelas secundarias, en el entorno del caso primario, que siempre son más floridas y cursan con un cuadro clínico más intenso. El 1 % de los pacientes con varicela menores de 1 año o mayores de 30 años requieren hospitalización. Las complicaciones de la varicela son de la más variada naturaleza y, en ocasiones, pueden llegar a ser muy graves. Se calcula que en España mueren al año aproximadamente 6-8 personas previamente sanas por varicela. Se calcula que la mortalidad por varicela es de 1 por cada 50.000 casos.
Desde hace tiempo, de forma especial desde que se dispone de una vacuna segura y eficaz contra la varicela, la Asociación Española de Pediatría (AEP) ha mostrado su preocupación por analizar la problemática epidemiológica, clínica y preventiva de esta enfermedad en nuestro país. Prueba de ello son las reuniones de expertos, simposios, etc., que se han llevado a cabo en España promovidos por la AEP con el fin de conocer los aspectos epidemiológicos de la varicela en nuestro medio, las repercusiones médicas, sanitarias y económicas que tiene esta enfermedad y las alternativas de las que disponemos para enfrentarnos a la misma.
En definitiva, se trata de evaluar las actitudes que debemos tener frente a la varicela. Si sufrirla, tratarla o prevenirla.
Hay una serie de preguntas que deben ser planteadas y resueltas:
1. ¿Es la varicela una enfermedad que obligadamente tienen que padecer los seres humanos?
2. ¿La varicela es siempre una enfermedad benigna y autolimitada?
3. ¿La vacuna antivaricela es lo suficientemente eficaz y segura?
4. ¿Perdura la protección de la vacuna suficiente tiempo o desaparece en la edad adulta cuando los sujetos son más vulnerables?
5. ¿Se transmite el virus vacunal a los contactos de los sujetos vacunados?
6. ¿La vacuna antivaricela producirá más herpes zóster?
7. ¿Es preferible pasar la varicela, tratarla con antivirales o prevenirla con la vacuna?
Éstas y otras cuestiones serán analizadas en los próximos artículos por reconocidos expertos españoles. De esta forma, abordamos un tema de extraordinaria importancia médica y de política sanitaria en el momento actual. Del análisis de estas aportaciones podremos sacar conclusiones válidas, basadas en rigurosos criterios científicos que permitirán abordar la actitud que se debe seguir frente a la varicela en España.
