Niña de 5 años de edad que acude a urgencias por fiebre de 48 h de evolución y lesión cutánea en el muslo izquierdo con crecimiento centrífugo. A la exploración presentaba una placa eritematosa indurada con una escara necrótica central (fig. 1). Su madre refería haber encontrado una araña entre las sábanas de la paciente, aportando con su teléfono móvil iconografía de la misma (fig. 2). Se realizaron un estudio analítico urgente que mostró leucocitosis con neutrofilia y un hemocultivo que resultó negativo, decidiéndose el ingreso de la paciente con diagnóstico de celulitis tras picadura de araña reclusa. Fue tratada con antibióticos orales empíricamente, antiinflamatorios y cuidados locales de la herida. Tras el inicio del tratamiento antibiótico desapareció la fiebre, resolviéndose los días siguientes la lesión cutánea, sin dejar cicatriz.
Las arañas del género Loxosceles se conocen como arañas reclusas o arañas violinistas debido a la morfología dorsal de su cefalotórax1. Hay más de 130 especies de Loxosceles, con distribución mundial2. Estas arañas causan lesiones necróticas a través de una enzima denominada esfingomielinasa D1. Los síntomas tras la picadura suelen dividirse entre hallazgos locales en el lugar de la picadura, y hallazgos sistémicos como fiebre o náuseas. De forma más infrecuente pueden aparecer efectos potencialmente mortales como la coagulación vascular diseminada o la rabdomiólisis3. No hay métodos diagnósticos específicos, por lo que adquiere gran importancia la sospecha clínica. El tratamiento incluye curas locales de la herida, así como dapsona, corticoides o antídotos (p. ej., fragmentos Fab) en pacientes con síntomas sistémicos o complicaciones asociadas.