Se presenta el caso de una niña de 7 años, sin antecedentes de interés, que acudió al servicio de urgencias con una escara negra en la región occipital aparecida 3 semanas antes tras sufrir una picadura de garrapata en un monte en el sur de España. La paciente presentó con febrícula y astenia de 4 días de evolución, pero sin exantema, artralgia o mialgia. En el examen físico se observó una escara de 1×1cm, rodeada de piel con eritema y dolorosa a la palpación. La palpación también reveló inflamación de múltiples ganglios linfáticos cervicales laterales y posteriores. Los análisis de sangre mostraron conteos normales y una velocidad de sedimentación globular (VSG) de 14mm. La madre había extraído la garrapata del cuero cabelludo y la entregó dentro de una cajita (figs. 1 y 2).
La niña fue diagnosticada de linfadenopatía transmitida por garrapatas (TIBOLA, por su acrónimo en inglés) y tratada con un ciclo de claritromicina de 5 días (15mg/kg/día); la paciente se declaró asintomática en la visita de seguimiento un mes después. La escara negra desapareció a las 5 semanas, momento en que la paciente aún exhibía cierta linfadenopatía, aunque la inflamación se había reducido y ya no era dolorosa.
TIBOLA es una enfermedad emergente en Europa causada mayoritariamente por la bacteria intracelular obligada Rickettsia slovaca y transmitida por garrapatas de la especie Dermacentor1. Los primeros casos se describieron en Francia1, pero a día de hoy ya se han diagnosticado casos en hasta 10 países2. La Rickettsia slovaca se ha detectado en garrapatas de la especie Dermacentor en casi todas las regiones de Europa: actualmente, TIBOLA es la infección transmitida por garrapatas Dermacentor más frecuente en Europa3, y afecta predominantemente a la población infantil. El tratamiento de elección es doxiciclina o un macrólido, y el pronóstico es favorable, aunque los síntomas pueden durar uno o 2 meses y los pacientes pueden desarrollar alopecia cicatricial alrededor de la picadura o astenia persistente.