El día 14 de marzo de 2020 se declaró el estado de alarma en España por la crisis de la COVID-19, contexto en el que creció la preocupación de familias, docentes y sanitarios acerca del potencial impacto de la situación en términos de salud mental de la población infantil, destacándose la necesidad de atención e investigación sobre el tema1,2. Una encuesta realizada en las ciudades chinas de Wuhan y Huangshi describe indicadores de depresión y ansiedad hasta en un 20% de la población infantojuvenil, con peores puntuaciones en la región epicentro de la epidemia3.
El objetivo del presente trabajo descriptivo fue la detección de menores en riesgo de problemas de tipo relacional y depresión con una herramienta administrada a colectivos amplios (grupo escolar). Para ello se elaboró un formulario anónimo dirigido a niños de entre 8 y 18 años y a sus cuidadores (diseñado para su administración en línea por el contexto pandémico, vía correo electrónico canalizado por colegios e institutos colaboradores). Dicho cuestionario incluyó dos partes: una primera a rellenar por el adulto cuidador con datos demográficos junto al consentimiento explícito para que el menor rellenara la siguiente parte; y una segunda a cumplimentar por el niño, incluyendo las preguntas de la versión castellana de la escala de Kovacs Children's Depression Inventory (CDI)4, preguntas añadidas para la evaluación de la relación entre iguales a partir de ítems del Cambridge Friendship Questionnaire (CFQ)5 adaptados a las relaciones a distancia con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), y un último bloque donde se indagaban las dinámicas personales y familiares durante el confinamiento. Se reclutaron niños y adolescentes de 10 colegios e institutos en Catalunya y la Comunitat Valenciana, entre el 11 de mayo y el 20 de junio de 2020. Se obtuvo la aprobación del Comité de Ética de Investigación del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona.
Se recogieron un total de 409 respuestas con un 97,1% de consentimiento a la contestación por parte de los menores. Globalmente, un 19,2% de los niños puntuaron por encima del umbral de riesgo de estar padeciendo depresión, siendo la media de puntuación en este apartado superponible a trabajos previos en población escolar española4. Se documentó una mayor proporción de participantes por encima de dicho umbral entre las niñas, de forma significativa (23,6% vs. 13,0%, p=0,009) y, de la misma manera, entre los encuestados de 12 o más años (21,7% vs. 10,9% en menores de 12 años, p=0,018). Entre el grupo de escolares que durante el confinamiento tuvieron fundamentalmente solo un cuidador principal también se constató algo similar (26,0% vs. 16,3% en niños con 2 o más cuidadores, p=0,05). En el presente contexto destaca que un 50,6% de participantes respondieron que muchas veces o siempre estaban preocupados por el dolor y la enfermedad.
Una amplia mayoría de encuestados no identificaron cambios sustanciales en la calidad de la relación entre iguales llevadas a cabo a través de las TIC (media de los distintos ítems 86,1%, desviación típica 5). A nivel de rutinas durante el confinamiento, destaca que el 60,7% había practicado menos ejercicio físico y una gran parte (85,9%) había usado dispositivos con pantalla durante más tiempo que antes. Los participantes destacaron entre sus principales preocupaciones el miedo a que ellos mismos o alguien de su entorno enfermara (70,3% de los encuestados) y el no poder ver a sus amigos y familiares (61,5%). En la tabla 1 se muestran las características de la muestra y en la figura 1 una selección de las respuestas más significativas.
Características y datos sociodemográficos de la muestra de los escolares encuestados y sus familiares
Variable | 409 respuestas en total, 397 respuestas con consentimiento para la participación del menor (97,1%)Frecuencia absoluta, (porcentaje) |
---|---|
Género | Femenino: 216 (54,5%) |
Masculino: 178 (44,8%) | |
Prefieren no decirlo: 2 (0,5%) | |
Otras definiciones no binarias: 1 (0,2%) | |
Grupo etario | 8-11 años: 101 (25,4%) |
12-15 años: 208 (52,4%) | |
16 años o más: 88 (22,2%) | |
Ciclo de estudios | Primaria: 123 (31%) |
Secundaria: 208 (52,4%) | |
Bachillerato o Ciclos Formativos: 66 (16,6%) | |
Tipo de centro | Público: 184 (45,0%) |
Concertado: 225 (55,0%) | |
Comunidad autónoma | Catalunya: 364 (91,7%) |
Comunitat Valenciana: 33 (8,3%) | |
Situación laboral familiar (respuesta múltiple) | Al menos uno de los cuidadores mantuvo trabajo de forma presencial: 104 (25,4%) |
Al menos uno de los cuidadores mantuvo trabajo de forma telemática: 222 (54,3%) | |
Al menos uno de los cuidadores era sanitario/trabajaba en hospital: 20 (4,9%) | |
Otras situaciones o combinaciones de las precedentes: 130 (31,8%) | |
Separación del menor de su cuidador principal por ingreso o enfermedad por COVID-19 | Sí: 15 (3,7%) |
No: 394 (96,3%) | |
Estructura familiar/cuidador principal | Monoparental (padre/madre): 106 (26%) |
Biparental (todas las combinaciones): 299 (73%) | |
Cuidador principal abuelo/abuela: 4 (1%) | |
Número de cuidadores | Un único cuidador: 101 (24,7%) |
Más de un cuidador: 308 (75,3%) | |
Calidad del soporte académico percibida por el cuidador | Carente e insuficiente: 61 (14,9%) |
Cobertura de lo más básico y acceso/contacto con el centro dificultoso: 56 (13,7%) | |
Calidad de docencia equiparable con la previa presencial: 191 (46,7%) | |
Exigencias académicas excesivas, soporte académico al menor asumible por parte del cuidador: 90 (22%) | |
Exigencias académicas excesivas, soporte académico al menor no asumible por parte del cuidador: 11 (2,7%) | |
Ambiente familiar percibido por el cuidador | Bueno, igual que antes: 268 (65,5%) |
Bueno, mejor que antes: 81 (19,8%) | |
Malo, igual que antes: 11 (2,7%) | |
Malo, peor que antes: 24 (5,9%) | |
Prefieren no contestar: 25 (6,1%) | |
Puntuación global del apartado CDI, versión castellana | Media: 12,25 puntos. Desviación típica: 6,20 puntos |
CDI: Children's Depression Inventory.
En conclusión, los indicadores de depresión obtenidos en el cuestionario no parecen sustancialmente diferentes de datos previos en población similar, a pesar de la compleja situación sociosanitaria. La calidad de las relaciones de los participantes con sus iguales y otras variables relevantes tampoco parece haberse deteriorado durante el confinamiento. A pesar de estos datos alentadores y, dado que se sigue constatando la existencia de población especialmente vulnerable al sufrimiento emocional en general y a la clínica depresiva en particular ya en las primeras etapas de la vida6, conviene reivindicar la necesidad de una red de salud mental infantojuvenil sólida y adaptable.
Es importante destacar que estos resultados son precoces en una situación que está resultando persistente. Por ello creemos imprescindible el trabajo coordinado entre pediatras, docentes y profesionales de salud mental para la detección precoz y el abordaje de patología potencialmente relacionada, desatendida o agravada durante circunstancias excepcionales, así como el aprovechamiento del aprendizaje que supone una realidad inédita e inesperada como la presente.
Agradecemos la indispensable ayuda recibida a todos los niños, familias y docentes de los centros participantes: Institut Les Corts (Barcelona), Escola Les Corts (Barcelona), Institut Lluís Vives (Barcelona), Institut Montserrat Roig (Barcelona), Colegio Padre Damián-Sagrados Corazones (Barcelona), Escola Joan Pelegrí (Barcelona), Escola Betlem (Premià de Dalt, Barcelona), Institut Pedraforca (l’Hospitalet de Llobregat, Barcelona), CEIP La Marina d’Elx (Elx, Alicante) y CEIP Fadrell (Castelló de la Plana). También agradecemos a la Sra. Noemí Aznar, Sr. Arnau Herrera, Sr. Òscar Vila, Dr. José Ramón Garcés, Sr. Santiago Gil y a la Dra. Núria Wörner su apoyo en la coordinación con los centros participantes.