La intubación traqueal consiste en la colocación de un tubo en la tráquea, bien a través de la boca (intubación orotraqueal) o de la nariz (intubación nasotraqueal). Aunque el mantenimiento de una vía aérea permeable y una adecuada ventilación no es sinónimo de intubación, ésta asegura y protege la vía aérea al tiempo que proporciona un sistema cerrado de ventilación. Aunque la intubación es un procedimiento bastante seguro en el paciente estable y adecuadamente oxigenado, no es una técnica exenta de complicaciones graves. Por este motivo, debe ser considerada siempre una técnica de riesgo, sobre todo en el paciente crítico. Además, dado que la anatomía de la vía aérea en el niño es diferente según la edad, la técnica de intubación presenta importantes variaciones, que deben ser tenidas en cuenta. Por todo ello, a pesar de la naturaleza urgente de la patología de la vía respiratoria en niños, la colocación de un tubo endotraqueal debe ser abordada de forma organizada y juiciosa para evitar traumatismos de la vía aérea y deterioro de la situación clínica del paciente. De este modo, siempre que las circunstancias lo permitan, la intubación debe prepararse cuidadosamente, valorando las circunstancias que puedan dificultarla como: motivo de la intubación, posibles malformaciones de la vía aérea, riesgo de aspiración, situación hemodinámica, respiratoria y neurológica. Esta valoración permitirá decidir la técnica de intubación más apropiada.
Endotracheal intubation consists of placing a tube in the trachea either through the mouth (orotracheal intubation) or through the nose (nasotracheal intubation). Although maintaining the airway patent and providing adequate ventilation are not synonymous with intubation, this procedure provides a closed ventilation system while ensuring patency and protecting the airway. Intubation is fairly safe in oxygenated and physiologically stable patients but it is not free from serious complications and consequently it should always be considered as a dangerous technique, especially in critically-ill patients. In addition, given that the anatomy of the airway in children differs according to age, the techniques used to intubate show considerable variations. For all these reasons and despite the often urgent nature of airway problems in children, the placement of an endotracheal tube must be approached in a deliberate and calm manner if trauma to the airway and patient instability are to be avoided. Thus, whenever circumstances permit, intubation should be carefully prepared with assessment of factors that might cause problems such as the indication for intubation, possible airway abnormalities, risk of aspiration, and hemodynamic, respiratory and neurological status. Such an evaluation allows the most appropriate intubation technique to be chosen.