R. Martin-Masot et al., en su artículo: «Medicina basada en la evidencia: 5 pasos para navegar en la incertidumbre»1, nos dan las claves para conseguir un enfoque estructurado y práctico para nuestras decisiones clínicas, cuando buscamos información científica.
Sin duda es un artículo muy útil y necesario, con unas claves importantes para que nuestra búsqueda científica sea eficaz.
Es importante identificar la pregunta clínica y saber elaborarla. Este primer paso es fundamental. También nos parece importante y clarificador el segundo paso en cuanto a conocer las fuentes de esa búsqueda, que tengan garantía científica y que se adapte a nuestras necesidades.
Nuestra discrepancia o más bien sugerencia es con respecto al tercer paso: toca decidir si leemos o creemos. En este punto, los autores nos sugieren que somos los lectores, al leer un artículo científico, los que debemos juzgar si las pruebas científicas son válidas (rigor científico), nos toca decidir a los consumidores de estos artículos si nos conformamos con creer lo que leemos. Por tanto, es el consumidor de lectura científica el que tiene que decidir si el estudio que ha leído es válido (metodológicamente bien ejecutado) o no, dando por hecho que los lectores tenemos formación específica en la lectura crítica de la lectura científica.
Nos ponen como ejemplo un artículo publicado en 2003 sobre la seguridad diagnóstica del test del antígeno de H.pylori en heces por la técnica de enzimoinmunoanálisis. En este artículo, a pesar de haber sido publicado, el patrón de referencia elegido como diagnóstico no es válido, pues el diagnóstico de enfermedad gástrica correspondería a la biopsia gástrica.
En nuestra opinión, son las editoriales científicas y todo su equipo quienes deben juzgar si un artículo es válido metodológicamente y cumple los criterios científicos para ser publicado2-4.
De esta forma, los consumidores científicos tendremos la garantía de que los artículos publicados ya han recibido una actitud crítica y lo que leemos nos servirá para mejorar nuestro conocimiento científico y así tomar las mejores decisiones con nuestros pacientes.
Agradecemos, en cualquier caso, la aportación de este artículo.


