Niña de 3 años derivada a nuestra consulta debido a la presencia de una lesión cutánea asintomática en la región cervical posterior que los padres habían notado desde el nacimiento, pero en la que recientemente habían observado cambios.
La exploración física reveló una placa mal definida de aproximadamente 3cm de largo, compuesta de numerosas vesículas rosadas agrupadas en la región posterior del cuello que mostraban la apariencia característica de una malformación linfática microquística1 (fig. 1).
Durante el seguimiento, los padres reportaron episodios ocasionales de picor y sangrado de la lesión, resultando en la formación de costras y una apariencia hiperqueratósica de la piel afectada.
La preocupación motivada por los cambios observados llevó a barajar distintas opciones de tratamiento. Tras considerarse otras alternativas, se decidió iniciar tratamiento con rapamicina tópica en crema al 1% una vez al día, por considerarse una opción menos invasiva y más segura2,3.
A lo largo de un año y medio de seguimiento se evaluó la evolución de la lesión periódicamente, observándose mejoría clínica y finalmente regresión de la lesión (fig. 2), momento en el que se decidió interrumpir el tratamiento. Durante el seguimiento, la paciente permaneció asintomática durante un año y medio, tras lo que se detectaron 6 nuevas pápulas en la revisión, por lo que se decidió reiniciar el tratamiento con rapamicina al 1% (fig. 3).