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S. Alberola López
de los hogares
4
. Con esta normalidad llegaron las revisiones
y las vacunas, las consultas por los motivos habituales
en lactantes y preescolares (según nuestra experiencia,
sus procesos infecciosos agudos en los 2 primeros a
̃
nos
de su estancia no difirieron en número y tipo de los que
presentaron los ni
̃
nos espa
̃
noles de sus mismas edades), la
asistencia a la guardería y el colegio
...
El inicio de la guardería y el colegio es una etapa espe-
cialmente sensible para todos los ni
̃
nos y sus padres, por
el importante cambio que supone en su entorno cotidiano.
Aquí, además, se sumaba la incertidumbre de cómo iba a
soportar el ni
̃
no la separación, que aun siendo solo tempo-
ral podría causarle malestar al recordarle otras separaciones
previas. También algunos padres manifestaban cierta inquie-
tud por cómo sería recibido por los otros un ni
̃
no
«
diferente
»
.
Pero hemos de reconocer que la cada vez más evidente
diversidad étnica entre nuestros escolares desde los pri-
meros cursos es una realidad cotidiana que interiorizan sin
ningún esfuerzo y sin darle mayor importancia.
Entre los diferentes aspectos que se recogen en los infor-
mes periódicos de seguimiento de adopción que nos solicitan
las Comunidades Autónomas, se encuentra la adaptación
al medio escolar, que ha resultado satisfactoria en líneas
generales.
El tiempo va pasando, ellos van creciendo y en el deve-
nir de las cosas, nos encontramos con un problema que
preocupa a las familias, los profesores y los pediatras: el
Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Es la enfermedad psiquiátrica crónica más frecuente en la
edad pediátrica. La prevalencia estimada en nuestro medio
es del 6,6%. Pero en los ni
̃
nos procedentes de adopción inter-
nacional, especialmente de determinados países de Europa
del Este, la aparición de casos es mayor de la esperable
5
.
En la compleja etiopatogenia de esta entidad se encuentran
algunos factores de riesgo que pueden haber estado presen-
tes en las etapas anteriores de su vida, desconocidas para
nosotros. Cabría preguntarse si todos los diagnósticos están
ajustados a los criterios o si son demasiado rigurosos y se
catalogan como tales otras situaciones diferentes, ligadas
a la inmadurez o a una diferente evolución en el proceso
del aprendizaje, pero la realidad es llamativa y digna de al
menos una reflexión.
Actualmente un buen número de los ni
̃
nos adoptados está
llegando a la adolescencia. Es una etapa con mala prensa
en la sociedad, y ante la que las familias se preocupan y
temen cómo afrontarla. El adolescente se caracteriza por
rebeldía, independencia, autoafirmación y deseo de perte-
nencia a su grupo de iguales. Pero además, en este caso,
puede plantearse el problema de la identidad y de las raí-
ces, del sentimiento de pérdida y abandono, del rechazo a
unos padres con los que, de repente, parece no tener nada
en común. Son posibles actitudes encontradas que van desde
el deseo de conocer su país y su cultura de origen hasta una
negación frontal de los mismos, evitando incluso hablar de
ellos. Puede ser una etapa de preguntas y respuestas difíci-
les, si no se han planteado antes. Los padres podrán elegir,
conociendo a sus hijos y respetando sus deseos, la actitud
más conveniente.
No quiero dejar de referirme a la situación nunca deseada
de las adopciones frustradas. Suponen un porcentaje muy
peque
̃
no, pero representan el fracaso de un proceso iniciado
con amor, ilusión y responsabilidad. Tras presentar recurren-
cias, sin éxito, a los distintos profesionales que tratan de
ayudar a enfrentarse a los conflictos que ensombrecen la
convivencia, la familia claudica y el ni
̃
no vuelve a depender
de otra institución, los Servicios Sociales de las Comunida-
des, en una nueva crisis de abandono y rechazo. Todos los
implicados sufren, sintiendo además que han perdido una
gran oportunidad.
La adopción internacional, como los ni
̃
nos, se ha hecho
mayor. Se ha consolidado como un hecho que forma parte de
nuestro entorno: sin idealizar, sin hijos perfectos ni padres
perfectos, como la vida misma.
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