Lactante de 19 meses, sin antecedentes, bien vacunada, incluyendo varicela a los 15 meses. Consulta en Urgencias por un exantema eritemato-vesiculoso de distribución metamérica (fig. 1) iniciado en las 72 h previas. Se encontraba clínicamente bien, afebril, sin dolor ni picor. Su madre tuvo la varicela en la infancia, presentando un embarazo sin complicaciones. Valorado con Dermatología, se llegó al diagnóstico clínico de herpes zóster (HZ) no complicado. Recibió tratamiento sintomático, presentando a la semana del inicio del proceso una franca mejoría de las lesiones (fig. 2).
El virus de la varicela zóster (VVZ) causa 2 entidades clínicamente diferentes: la primoinfección y la reactivación con erupción cutánea, conocida como HZ. A diferencia del adulto, en el que causa gran morbilidad por los cuadros neurálgicos que desencadena, en pediatría suele tratarse de un proceso autolimitado y bien tolerado1.
A pesar de su seguridad, entre los efectos adversos de la vacuna frente a VVZ se describe la varicela modificada, con menor compromiso sistémico y cutáneo, y la posibilidad de reactivación del virus latente en la infancia en forma de HZ, ambas muy poco frecuentes2,3. En niños inmunocompetentes, el manejo del HZ es sintomático, con soluciones tópicas astringentes y analgesia pautada, pero ante lesiones necróticas, bilaterales o diseminadas se debe descartar inmunosupresión subyacente y tratar con aciclovir. Nuestro caso ilustra que el HZ sigue siendo una opción diagnóstica en niños que presentan exantemas vesiculosos de distribución metamérica a pesar de la historia previa de vacunación4.
Servicio de Urgencias Pediátricas, Servivio de Infectología Pediátrica y Servicio de Dermatología del Hospital 12 de Octubre.