En septiembre de 1923 se celebró en San Sebastián el segundo Congreso Español de Pediatría. Con motivo de dicha efeméride, se ha publicado un número de Cuadernos de Historia de la Pediatría Española1 y un artículo especial en este número de ANALES DE PEDIATRÍA2. Por ello, el equipo director de esta revista ha considerado oportuno invitarme a redactar este editorial.
La docencia y la investigación son actividades inherentes a la profesión médica, como así refleja la Ley 44/2003 de ordenación de las profesiones sanitarias. Asimismo, la actualización permanente de conocimientos constituye tanto un derecho como un deber de los profesionales sanitarios, con lo que su formación continuada debe ser facilitada.
Dentro de las opciones de formación continuada, los Congresos siempre han tenido un lugar destacado. El primer Congreso Español de Pediatría se celebró en Palma de Mallorca en abril de 19143. Tuvieron que pasar casi 10 años para la celebración del segundo. El grado de desarrollo de nuestra especialidad permite que se celebren Congresos con una periodicidad anual sin que la calidad de sus contenidos se resienta.
Una de las funciones estatutarias de la Asociación Española de Pediatría (AEP) es la organización del Congreso Nacional. Las funciones de dicho Congreso se detallan en la tabla 1. Siendo todas ellas importantes, quizá la fundamental sea la de difundir los resultados de la investigación científica nacional. El volumen de comunicaciones presentadas a nuestro Congreso es muy importante. En el primer Congreso Español de Pediatría se presentaron solamente 43 trabajos3, y aunque dicho número ya aumentó significativamente en el segundo, al superar la centena de comunicaciones2, en el último congreso de la AEP, celebrado en Granada en 2023, se presentaron un total de 958 comunicaciones. Uno de los objetivos del Comité Científico en este punto es el de incentivar la presentación de resultados de proyectos de investigación frente a la comunicación de casos clínicos.
No menos importante es la actualización de conocimientos y habilidades de los asistentes. En el último Congreso se celebraron 44 sesiones, incluyendo mesas redondas de actualización, sesiones con el experto, talleres y seminarios. Las sesiones de contenido eminentemente práctico constituyen una de las señas de identidad de nuestro Congreso, siendo además uno de los aspectos mejor valorados año tras año por los asistentes.
La llegada de la pandemia obligó a la AEP a suspender la celebración de los congresos de los años 2020 y 2021, los cuales fueron sustituidos por sendos congresos virtuales. Su organización supuso un importante reto para la Sociedad, y la experiencia adquirida a raíz de la misma permitió que por primera vez el Congreso celebrado el año 2022 en Palma de Mallorca tuviese carácter híbrido, virtual y presencial. Tener la posibilidad de que parte de las sesiones se puedan retransmitir online en tiempo real y que además puedan estar disponibles en un formato a la carta, para poder ser visualizadas en el momento que el asistente decida, abrió un nuevo campo en la manera de asistir a los Congresos. Además de crear una modalidad de inscripción a un menor coste, permitió que pediatras de cualquier lugar del mundo pudieran participar en nuestro Congreso, aumentando la visibilidad internacional de nuestra Sociedad. En este sentido, en el Congreso de Granada hubo 422 asistentes virtuales, con conexiones procedentes de 9 países extranjeros, incluidos países de habla no hispana.
Otro de los fines recogidos en los estatutos de la AEP es «favorecer e incrementar los lazos de unión entre sus asociados», así como entre las Sociedades Regionales y las Sociedades de Especialidades Pediátricas. Aunque las sesiones científicas podrían desarrollarse perfectamente en un entorno virtual, la asistencia presencial a los Congresos permite la interacción con compañeros y el establecimiento de contactos, lo que, a su vez, permite el desarrollo de colaboraciones y de proyectos de investigación multicéntricos. El Congreso de la AEP siempre se ha caracterizado por incorporar actividades sociales que favorezcan dicha interacción. Sin llegar a la proliferación de actos que se llevaron a cabo en San Sebastián en el año 1923, que incluyeron una función en el Teatro Principal, una actuación del Orfeón Donostiarra y una Cena homenaje en el Kursaal1, el Congreso de la AEP ha mantenido a lo largo del tiempo un acto inaugural, una cena para ponentes y un cóctel de clausura que cumplen dicha función.
La organización de un Congreso Nacional tiene un elevado coste económico tanto para los asistentes como para la propia Sociedad. Este gasto sería absolutamente inasumible sin el apoyo de la industria farmacéutica, que, por un lado, se encarga de sufragar los costes individuales de la gran mayoría de los asistentes y, por otro, aporta recursos mediante el alquiler de espacios en la exposición comercial y mediante la organización de simposios que se celebran durante el congreso, pero sin formar parte de su programa científico. No es imposible que esta relación económica entre la industria, la AEP y los pediatras asistentes al Congreso pudiera generar dudas sobre la imparcialidad del mensaje científico que se trasmite durante la celebración del congreso. La AEP está comprometida con la transparencia de su gestión y todos sus ingresos son declarados de acuerdo a los vigentes Códigos de Buenas Prácticas de la Industria Farmacéutica y Alimentaria.
Un aspecto a considerar para el futuro es el de la sostenibilidad medioambiental de nuestros Congresos. En los últimos años se está analizando la huella de carbono que supone la celebración de estos eventos4. El desplazamiento de miles de personas en medios de transporte altamente contaminantes, el consumo de botellas y utensilios de plástico, hojas de papel, el excesivo consumo de productos cárnicos, etc., condicionan importantes efectos sobre el medio ambiente5. En este sentido, la AEP no solo va a proceder a cuantificar la huella de carbono que genera la celebración del Congreso, sino que va a incorporar diferentes medidas de sostenibilidad, que incluyen la desaparición de las botellas de plástico con agua y su sustitución por fuentes, y la eliminación de los programas de mano en papel y su sustitución por programas virtuales que puedan ser descargados en los teléfonos móviles de los participantes. El desarrollo futuro de una red ferroviaria de alta velocidad que permita sustituir los desplazamientos en avión permitiría mejorar aún más este aspecto.
En los últimos años se ha apostado por un modelo de congreso en el que se desarrollan temas de determinadas especialidades de forma preferente. Al finalizar el Congreso de 2025 todas las especialidades habrán tenido su espacio preferente y será el momento de considerar si ese modelo debe ser cambiado. Esperamos contar con las opiniones de los socios para acometer dicha tarea.
El Congreso es la principal actividad formativa que desarrolla nuestra Sociedad a lo largo del año. Su organización es un desafío constante y de su éxito o fracaso dependen gran parte de los recursos que la propia AEP pone a disposición de sus asociados. Aunque el deseo del Comité Científico sería alcanzar la excelencia mediante la presentación en el Congreso de los mejores resultados de los principales grupos de investigación pediátrica de nuestro país, somos conscientes de la dificultad de esta empresa. Mientras tanto, seguiremos comprometidos en ofrecer un medio de formación continuada que sea atractivo, dinámico, práctico y sostenible.