La adolescencia es una etapa decisiva en el desarrollo humano en la que se experimentan intensos cambios físicos, psicológicos, emocionales y sociales. Existen multitud de factores influyentes en la salud, destacando entre ellos el entorno.
ObjetivoEl objetivo del estudio fue analizar las diferencias en el estilo de vida y diversos indicadores de salud psicológica, física y social de los adolescentes en función del entorno rural y urbano.
MétodosSe realizó un estudio trasversal en una muestra de 761 estudiantes (14,51±1,63 años) de 25 centros educativos de una región del norte de España, distribuidos en 650 alumnos urbanos y 111 rurales. Se evaluaron los hábitos de vida y diferentes indicadores de salud física, psicológica y social, valorando el nivel de actividad física, el consumo máximo de oxígeno, las horas de sueño nocturno, la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS), la autoestima, la adherencia a la dieta mediterránea, el entorno ambiental y el nivel socioeconómico.
ResultadosLos adolescentes de zonas rurales reportaron un mayor número de horas de sueño nocturno y mayores niveles de CVRS, tanto en su conjunto, como de forma específica en el bienestar psicológico, entorno escolar y autonomía y padres. Los adolescentes de zonas urbanas mostraron mayores niveles de actividad física entre las 18:00 a 22:00, y un mayor consumo de comida rápida.
ConclusionesLos resultados manifiestan la necesidad de estrategias dirigidas a contrarrestar la influencia negativa que los factores físicos y sociodemográficos propios de las zonas urbanizadas ejercen en la CVRS. Por otro lado, en relación con los hábitos de vida, sería recomendable una oferta más amplia de actividades físicas extraescolares en las zonas rurales.
Adolescence is a decisive stage in human development in which intense physical, psychological, emotional and social changes are experienced. There are many influential factors in health, highlighting among them the environment.
ObjectiveThe objective of the study was to analyse the lifestyle differences associated with the health of adolescents as a function of rural and urban environment.
MethodsA cross-sectional study was conducted with a sample of 761 students (14.51±1.63 years) from 25 educational centers in a region of northern Spain, distributed between 650 urban and 111 rural students. Life habits and different indicators of physical, psychological and social health were evaluated, assessing the level of physical activity, maximum oxygen consumption, hours of night sleep, quality of life related to health, self-esteem, adherence to the Mediterranean diet, the environment and the socioeconomic level.
ResultsAdolescents in rural areas reported a greater number of hours of night sleep and higher levels of HRQL, both as a whole, and specifically in psychological well-being, school environment and autonomy and parents. Adolescents in urban areas reported higher levels of physical activity between 6:00 p.m. and 10:00 p.m., and a higher consumption of fast food.
ConclusionsThe results show the need for strategies aimed at counteracting the negative influence that physical and sociodemographic factors typical of urbanized areas exert on HRQL. On the other hand, in relation to lifestyle habits, a wider range of extracurricular physical activities in rural areas would be recommended.
La adolescencia es considerada una etapa clave en el desarrollo de la personalidad y en la consolidación de los hábitos de vida, donde los cambios que van surgiendo a nivel psicológico, biológico, físico y social, incrementan el riesgo de adoptar estilos de vida nocivos para la salud1. Por ello, el apoyo para la adquisición de hábitos saludables resulta clave en prevención de problemas de salud2. En este sentido, la etapa adolescente ha suscitado un gran interés, existiendo multitud de investigaciones centradas en el estudio de los factores más influyentes. Así, múltiples componentes como el contexto socioeconómico, los hábitos de vida, la genética, el entorno o los factores sociales y psicológicos pueden determinar el nivel de salud3,4. De este modo, entre los distintos indicativos, cabría profundizar en la comparación del estado de salud y hábitos de los adolescentes de zonas rurales y urbanas dada la reducida investigación realizada al respecto.
La definición de contexto rural y urbano se ha tratado de precisar desde diferentes ópticas, teniendo en cuenta criterios cuantitativos (rangos de población), cualitativos (densidad o tipo de actividad laboral) o perceptuales (percepción de los habitantes sobre el núcleo urbano)5. Según el informe Eurostat del 20196, el 63,32% de la población española vive en zonas predominantemente urbanas, el 33,31% en zonas intermedias y el 3,37% en zonas rurales, revelando la heterogeneidad en el lugar de residencia de la población española. En esta línea, las diferencias existentes entre los entornos rurales y urbanos en el acceso a instalaciones deportivas, establecimientos de comida rápida, redes de transporte, condiciones de vida, pueden influir de manera directa en la adherencia a un estilo de vida, pudiendo afectar de manera directa en la realización de actividad física (AF) o en la adherencia a dietas saludables7,8. Con relación a la calidad de vida, factores físicos como la contaminación, el entorno, el menor acceso al medio natural, los espacios públicos y la densidad de población, o los factores sociales como el ritmo de vida, el estrés y el aislamiento social, parecen condicionar el estado de salud, siendo la población urbana los más afectada por estas circunstancias9-11.
La generalidad de las investigaciones realizadas en el estudio de diferencias entre las zonas rurales y urbanas se ha centrado en análisis parciales de las variables de la salud, siendo escasos los estudios que abordan el tema desde un punto de vista integral. Así, el objetivo del presente trabajo consistió en analizar las diferencias entre los adolescentes de centros rurales y urbanos de una región del norte de España desde un prisma global de la salud. Para ello, se evaluaron los hábitos de vida y diferentes indicadores de salud física, psicológica y social, valorando el nivel de AF, el consumo máximo de oxígeno, las horas de sueño nocturno, la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS), la autoestima, la adherencia a la dieta mediterránea (DM), el entorno y el nivel socioeconómico (NSE).
Material y métodosDiseño del estudio y participantesLa presente investigación plantea un estudio transversal con una muestra de estudiantes de 1.° y 4.° de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) de los centros educativos de La Rioja, una región al norte de España. Se realizó un muestreo por conglomerados monoetápico, considerando como unidades de muestreo todas y cada una de las aulas correspondientes a los citados cursos. Con el objetivo de conseguir la representatividad en cada uno de ellos y teniendo en cuenta el conjunto de la población (3.470 escolares en 1.° de ESO y 2.548 en 4.° de ESO), se estableció un intervalo de confianza del 95%, un nivel de precisión del 5% y una proporción de la población del 50%. Con estos parámetros, dicha representatividad se aseguraba con al menos 346 y 334 estudiantes de primero y cuarto curso, respectivamente. Dado que la media de alumnos por aula era de 25 en ambos casos y estimando una participación del 60%, se aumentaron en correspondencia las cifras expuestas, seleccionando de forma aleatoria 23 aulas de primer curso y 22 de cuarto con el fin de asegurar la representatividad mencionada.
Todo el alumnado de las aulas resultantes fue invitado a participar en el estudio y, dado que la tasa de aceptación fue del 82%, la muestra final estuvo compuesta por 761 adolescentes de 45 aulas de 25 centros educativos, perteneciendo 383 de ellos al primer curso y 378 al cuarto. Sus edades estuvieron comprendidas entre los 12 y los 17 años (14,51±1,63 años), siendo un 49,7% chicas y un 50,3% chicos. El tipo de localidad (urbana o rural) se determinó en función del número de habitantes, considerando aquellas localidades con menos de 5.000 habitantes como municipios rurales12. De este modo, el 85,4% de la muestra estaba representada por alumnado de localidades urbanas y el 14,6% de localidades rurales.
ProcedimientoEl consentimiento informado se solicitó de manera escrita a padres o tutores legales de los participantes. Los adolescentes colaboraron en el estudio de manera voluntaria y con su consentimiento verbal. Los fundamentos éticos de la Declaración de Helsinki fueron respetados durante todo el proceso. Además, el Comité Ético de Investigación Clínica de La Rioja aprobó previamente el proyecto. El personal de investigación realizó el trabajo de campo durante las horas lectivas de los centros educativos aplicando un idéntico protocolo de actuación en todos los casos: cuestionario autocumplimentado, medidas antropométricas y prueba de aptitud física. Esta recolección de datos se llevó a cabo entre enero y junio del 2018.
InstrumentosLa CVRS se estimó a través del cuestionario KIDSCREEN-27, validado en adolescentes españoles13. Está formado por 27 ítems de tipo Likert, agrupados en 5dimensiones: bienestar físico (BF), bienestar psicológico (BP), autonomía y padres (AP), entorno escolar (EE), y apoyo social y amigos (AS). Los datos se manejaron en función de las instrucciones establecidas por los autores del cuestionario, siendo los valores más altos los correspondientes a percepciones más positivas de CVRS.
La evaluación de la autoestima se realizó con escala de autoestima de Rosenberg, validada en adolescentes españoles14. Está constituida por 10ítems que puntúan del 1 al 4en función de sus respuestas, dando lugar a resultados comprendidos entre 10y 40, y siendo los valores más altos lo que se asocian a una mayor autoestima.
El nivel de AF fue estimado con el Physical Activity Questionnaire for Adolescents (PAQ-A), adaptado y validado en adolescentes españoles15. Valora la AF realizada durante los últimos 7 días, obteniendo un valor entre el 1 y el 5, siendo los más altos los asociados a una mayor realización de AF. Además, se integraron 2preguntas referentes a la realización de actividades deportivas organizadas extraescolares y el modo de transporte para los desplazamientos al centro educativo («¿Practicas alguna actividad extraescolar deportiva después del instituto?» y «¿Vas de casa al instituto haciendo ejercicio (andando, en bici, patinando…)?»). Con el fin de calcular las horas de sueño nocturno, se preguntó a los adolescentes sobra la hora a la que se acostaban y despertaban.
La adherencia a la DM fue valorada con el cuestionario KIDMED16. Consta de 16ítems que valoran los patrones dietéticos mediterráneos con respuesta dicotómica («sí» o «no»). Los resultados pueden estar comprendidos entre menos 4y 12, siendo aquellos valores más altos los que representan una mayor adherencia a la DM.
La valoración del entorno para la realización de AF se analizó a través del cuestionario ambiental ALPHA validado para la población juvenil española17. Estima la percepción de los factores del entorno (aproximadamente 1,5km a la redonda de la vivienda) que pueden influir en la realización de la AF como, por ejemplo: tipo y ubicación de la residencia, instalaciones, material y acceso para la realización de AF en el domicilio y en el EE, proximidad de servicios, nivel de tráfico o seguridad vecinal. La puntuación se obtiene de la suma de los 10 ítems, siendo los resultados más altos los que representan un entorno más favorable para la práctica de AF.
La evaluación del NSE se realizó con el Family Affluence Scale III18, que utiliza 6preguntas relacionadas con la posesión de bienes materiales familiares. Las puntuaciones obtenidas se comprenden entre 0 y 13, siendo 13el poder adquisitivo más alto.
Así mismo, la escala de frecuencia de respuesta de Oviedo (INF-OV)19 fue utilizada con el objetivo de detectar y excluir del análisis aquellos cuestionarios realizados de modo aleatorio, deshonesto o seudoaleatorio. Es un instrumento de autoinforme con preguntas de respuesta evidente y de tipo dicotómico (0=sí; 1=no). Se introdujeron 6ítems de forma intercalada. Aquellos participantes con más de una respuesta contraria a la lógica fueron eliminados del análisis, concretamente, 2sujetos.
Para la medición de la altura y el peso, se utilizaron con un tallímetro Holtain® (Holtain Ltd., Dyfed, Reino Unido) con una precisión de un milímetro y una balanza SECA® (713, Hamburg, Alemania) con una precisión de 0,1 kg. Posteriormente, se realizó el cálculo del IMC y se categorizó en función de las referencias establecidas por la Organización Mundial de la Salud («normopeso», «sobrepeso» y «obesidad»)20.
Para la evaluación de la capacidad aeróbica se utilizó el test Course-Navette. Se marcaron 2líneas trasversales a una distancia de 20 m señalando el inicio y final del recorrido establecido. Los participantes debían mantener un ritmo de carrera acorde con una señal acústica que determinaba el tiempo para recorrer la distancia entre ambas líneas. Las señales acústicas iniciaron el ritmo de carrera a una velocidad de 8,5km/h, aumentando en 0,5km/h cada minuto. La prueba finalizó para cada participante cuando se detuvo o no completó el recorrido al ritmo marcado en 2ocasiones consecutivas. Con los datos obtenidos, se calculó el consumo máximo de oxígeno (VO2máx) determinado por la fórmula estipulada por el autor de la prueba21.
Análisis estadísticoLas variables cuantitativas fueron representadas en función de sus medias y desviaciones típicas. Las variables cualitativas, según sus frecuencias. La normalidad y la homocedasticidad de los datos se verificó con la prueba de Kolmogorov-Smirnov y Levene, respectivamente. El contraste de medias se realizó con la prueba de la t de Student y con la U de Mann-Whitney para variables con distribución normal y no normal, respectivamente. El test de la chi al cuadrado de Pearson se utilizó para el análisis de relación de las variables cualitativas. El análisis estadístico se llevó a cabo con el paquete SPSS Statistics versión 25.00 (IBM Corp, Chicago, IL, EE.UU). La significación estadística se estableció en p <0,05.
ResultadosEn la tabla 1 se pueden observar los resultados obtenidos en relación con el entorno, NSE, AF y VO2máx, CVRS, autoestima, horas de sueño, DM e índice de masa corporal en función de los centros urbanos y rurales. Se hallaron valores significativamente superiores por parte del alumnado rural en CVRS y en horas de sueño nocturno.
Características generales de la muestra en función del entorno
Urbano(n=650) | Rural(n=111) | p valor | |||
---|---|---|---|---|---|
M | DE | M | DE | ||
Entorno | 31,76 | 3,34 | 31,24 | 3,82 | 0,192 |
Nivel socioeconómico | 9,04 | 2,05 | 8,88 | 2,12 | 0,465 |
Actividad física | 2,61 | 0,61 | 2,58 | 0,63 | 0,975 |
Consumo máximo de oxígeno | 44,19 | 6,87 | 44,64 | 6,65 | 0,724 |
Calidad de vida relacionada con la salud | 249,23 | 33,11 | 255,27 | 33,29 | 0,024 |
Autoestima | 32,76 | 4,82 | 32,31 | 5,57 | 0,705 |
Horas de sueño nocturno | 8,28 | 0,89 | 8,83 | 0,94 | <0,001 |
Adherencia a la dieta mediterránea | 7,32 | 2,11 | 7,22 | 0,13 | 0,593 |
Índice de masa corporal | 21,05 | 3,20 | 20,78 | 2,57 | 0,274 |
DE: desviación estándar; M: media.
La tabla 2 recoge los resultados de la CVRS y sus 5dimensiones. Los adolescentes urbanos presentaron valores significativamente inferiores en la CVRS global. Por otro lado, los adolescentes urbanos mostraron niveles significativamente más bajos en BP, EE y AP.
Calidad de vida relacionada con la salud en función del entorno
Urbano(n=650) | Rural(n=111) | p valor | |||
---|---|---|---|---|---|
M | DE | M | DE | ||
Calidad de vida relacionada con la salud | 249,23 | 33,11 | 255,27 | 33,29 | 0,024 |
Bienestar físico | 45,59 | 8,84 | 45,50 | 8,07 | 0,704 |
Bienestar psicológico | 49,92 | 9,25 | 51,59 | 9,92 | 0,025 |
Entorno educativo | 49,38 | 9,28 | 51,46 | 9,63 | 0,044 |
Autonomía y padres | 50,75 | 8,57 | 53,28 | 9,20 | 0,005 |
Amigos y apoyo social | 53,59 | 9,36 | 53,43 | 9,13 | 0,967 |
DE: desviación estándar; M: media.
El nivel de AF global, así como el relativo a los diferentes momentos del día y de la semana, se muestra en la tabla 3. A pesar de que no se hallaron diferencias significativas en el global de la AF, con relación a las franjas horarias, los adolescentes urbanos presentaron mayores niveles de AF entre las 18:00 y 22:00. Del mismo modo, los adolescentes urbanos mostraron mayor realización de trasporte activo y participación en actividades deportivas extraescolares, con porcentajes del 71,7% frente al 60,4% en rurales.
Nivel de actividad física en función del entorno
Urbano(n=650) | Rural(n=111) | p valor | |||
---|---|---|---|---|---|
M | DE | M | DE | ||
Nivel de actividad física | 2,61 | 0,61 | 2,58 | 0,63 | 0,845 |
Lista de actividades semanales | 1,43 | 0,28 | 1,43 | 0,28 | 0,934 |
Educación física | 4,00 | 0,86 | 3,85 | 1,01 | 0,246 |
Recreo | 2,17 | 1,04 | 2,52 | 1,42 | 0,076 |
Comida | 1,47 | 0,81 | 1,60 | 0,93 | 0,208 |
Tarde (14-18 h) | 2,71 | 1,23 | 2,85 | 1,26 | 0,260 |
Tarde (18-22 h) | 3,00 | 1,21 | 2,77 | 1,14 | 0,050 |
Fin de semana | 2,66 | 1,05 | 2,60 | 1,06 | 0,850 |
Intensidad semanal | 2,66 | 1,08 | 2,63 | 1,12 | 0,809 |
Frecuencia diaria | 2,95 | 0,78 | 2,92 | 0,79 | 0,700 |
DE: desviación estándar; M: media.
Por último, los resultados obtenidos con relación a la DM se recogen en la tabla 4. No se encontraron diferencias en la adherencia global, sin embargo, con relación al consumo de alimentos, se revelaron mayores ingestas de comida rápida por parte del alumnado urbano.
Adherencia a la dieta mediterránea en función del entorno
Urbano (n=650) | Rural (n=111) | p valor | |
---|---|---|---|
% sí | % sí | ||
Adherencia a la dieta mediterránea, media ± DE | 7,32±2,11 | 7,22±2,13 | 0,593 |
Desayuno diario | 94,50 | 93,07 | 0,746 |
Lácteos en el desayuno | 87,10 | 87,40 | 0,928 |
Cereal o derivados en el desayuno | 80,90 | 80,20 | 0,854 |
Desayuno con bollería industrial en el desayuno | 19,20 | 25,20 | 0,145 |
Fruta o zumo de fruta natural de diario | 67,50 | 65,80 | 0,713 |
Segunda pieza de fruta de diario | 49,70 | 45,00 | 0,365 |
Segundo lácteo de diario | 72,60 | 73,90 | 0,783 |
Verduras frescas (ensaladas) o cocinadas de diario | 73,20 | 70,30 | 0,517 |
Verduras frescas o cocinadas más de una vez al día | 34,00 | 25,20 | 0,069 |
Consumo de pescado (al menos 2 o 3 veces a la semana) | 64,50 | 66,70 | 0,653 |
Consumo de frutos secos (al menos 2 o 3 veces a la semana) | 46,60 | 53,20 | 0,202 |
Consumo en centros de fast-food (una vez o más a la semana) | 20,90 | 11,70 | 0,024 |
Consumo de legumbres (más de una vez a la semana) | 83,70 | 86,50 | 0,457 |
Consumo de pasta o arroz (más de 4veces a la semana) | 38,90 | 38,70 | 0,971 |
Consumo de dulces o golosinas (varias veces al día) | 19,10 | 23,40 | 0,287 |
Uso aceite de oliva en casa | 98,00 | 95,50 | 0,109 |
DE: desviación estándar.
Los resultados obtenidos revelaron valores significativamente superiores en la CVRS por parte de los adolescentes de centros rurales, coincidiendo con estudios internacionales22. Además, el análisis de las dimensiones de la CVRS determinó que los adolescentes de zonas rurales presentaron valores significativamente más altos en el BP, el EE y la AP. Atendiendo al BP, el riesgo de padecer enfermedades mentales y trastornos psiquiátricos se estima mayor en zonas urbanas23. Estos trastornos parecen estar influidos tanto por factores físicos (contaminación, densidad, entorno o tipo de vivienda), así como por factores sociales (estrés, aislamiento social o ritmo de vida), siendo más comunes en las áreas urbanizadas, pudiendo justificar los resultados obtenidos9,10. Además, el lugar de residencia y las características del entorno (presencia de vegetación, parques y agua)11, así como la precepción de la contaminación del aire o el contacto con la naturaleza de manera regular, también se asocian a la CVRS24.
En lo relativo al EE, los adolescentes de zonas urbanas reportaron peores resultados. La literatura previa reveló una mayor afección de síntomas de ansiedad académica por parte de los adolescentes de zonas urbanas, lo que redundaba en el vínculo del alumnado con el EE25. Asimismo, el sentimiento de pertenencia hacia a la escuela parece ser menor en las zonas urbanas, señalando el rechazo social y los problemas ocasionados con los compañeros y profesores como causantes de esta situación26. Además, las mayores tasas de victimización e inseguridad en las escuelas urbanas27, junto a una menor participación en actividades propuestas por el centro, podrían repercutir negativamente en el ajuste escolar28.
Respecto a la AP, los adolescentes de zonas urbanas presentaron valores más bajos, lo que se podría justificar por la mayor frecuencia de conflictos intrafamiliares en zonas urbanas29. De este modo, cuando el sentimiento de apego del adolescente con el entorno familiar es menor, surgen mayores problemas de conducta y trastornos psicológicos30, perjudicando la cohesión familiar.
En cuanto al nivel de AF, no se hallaron diferencias en la frecuencia global, sin embargo, la realización de AF era significativamente mayor por parte de los adolescentes de centros de zonas urbanas, en la franja horaria que comprendía las 18:00 y 22:00. La menor realización de actividades deportivas por parte de la población rural puede deberse a una carencia de instalaciones deportivas, junto a una oferta deportiva en comparación con municipios urbanos más reducida7. Además, este momento del día corresponde al horario en el que se proponen actividades deportivas organizadas, lo que justificaría la mayor frecuencia de realización de este tipo de actividades deportivas extraescolares por los adolescentes urbanos. Igualmente, los adolescentes de zonas urbanas reflejan mayor facilidad para el traslado a zonas deportivas donde poder estar físicamente activos31.
En relación con las horas de sueño nocturno, se registró un mayor número por parte de la población rural. Estos resultados coinciden con los obtenidos por Yang et al.32, en los que se reveló una mayor prevalencia de problemas relacionados con el sueño en la población urbana, señalando como factores predictores la ubicación de la residencia familiar en zonas urbanas, unos malos hábitos de sueño de los progenitores o un nivel educativo más bajo. Además, tanto el uso de móviles y ordenadores, que parece ser significativamente mayor en poblaciones urbanas33, como el ruido y diferentes aspectos desde un punto de vista ambiental34 pueden justificar los resultados obtenidos.
Respecto a la DM, no se hallaron diferencias significativas en la adherencia global, cuestión en la que no existe consenso en la literatura existente16,35. Sin embargo, los resultados revelaron un consumo de comida rápida significativamente mayor por parte de los adolescentes de centros urbanos. En este sentido, la densidad de locales de comida rápida y su mayor proximidad en las zonas urbanas podrían explicar la mayor asistencia de los adolescentes a este tipo de establecimientos36.
El estudio no está exento de limitaciones, ya que la población rural está infrarrepresentada con respecto a la urbana. Aunque este hecho responde a la proporcionalidad de la población estudiada, estas menores cifras podrían tener una influencia sobre alguno de los resultados, planteando como prospectiva la obtención de mayores muestras de dicha población. Además, algunos de los resultados obtenidos provienen de cuestionarios autocumplimentados, que pueden estar condicionados por la subjetividad de los participantes. Por ello, se considera como prospectiva de mejora el uso de acelerómetros o registros de consumos de frecuencia diaria que aporten una mayor objetividad. No obstante, la validez y la fiabilidad de los instrumentos utilizados en el estudio fueron demostradas anteriormente en poblaciones similares. Por otro lado, el propio diseño transversal del estudio imposibilita determinar relaciones causales, por lo que la realización de futuros estudios longitudinales podría favorecer la comprensión de las diferencias halladas.
Los adolescentes de zonas rurales reportaron un mayor número de horas de sueño nocturno y mayores niveles de CVRS, tanto en su conjunto como de forma específica en el BP, el EE y la AP. Los menores valores de la población urbana ponen de manifiesto la necesidad de promover estrategias de actuación dirigidas a contrarrestar la influencia negativa que los factores físicos y sociodemográficos propios de las zonas urbanizadas ejercen sobre la CVRS: ruido, contaminación, ritmo de vida, etcétera. Por otro lado, en relación con los hábitos de vida, a pesar de no hallar diferencias en los globales de AF y DM, los adolescentes de zonas urbanas reportaron un mayor consumo de comida rápida, así como un mayor nivel de AF en la franja horaria que va de las 18 a las 22 horas. En este sentido, sería recomendable una oferta más amplia de actividades físicas extraescolares en las zonas rurales que contribuyese a disminuir esa diferencia.
FinanciaciónEl estudio fue parcialmente financiado por el Instituto de Estudios Riojanos (IER) del Gobierno de La Rioja a través de Resolución n° 55/2018, de 9 de julio, de la Gerencia del Instituto de Estudios Riojanos para la concesión de ayudas para estudios científicos de temática riojana convocadas para el año 2018-2019.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.